SE PROCLAMAN

Se proclaman
reyes,
soberanos
excelentísimos,
príncipes,
monarcas,
consortes,
herederos,
infantes,
señores.

Los sucesores del rey Minos
mantienen vivo al minotauro
con las costillas del margen de los informes,
a las afueras del cauce de la acequia.

Muchas no vuelven.
Arrojan sus cuerpos al monstruo,
las convierten en racimos estelares
y guardan un minuto de silencio
frente a su féretro.

A quienes vuelven
les roban las olas
amaneciendo en su boca.
Con la piel marcada
por los dientes de la bestia,
regresan vestidos de otros
con la ropa que se enseña
entre cuatro paredes.

Se nombran,
se designan,
se relevan.

¿Quién dice ser mi rey?
¿Ante quién debo yo arrodillarme?