Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
César Vallejo
A tientas
camino por las habitaciones de mi casa
calculando conocer rincones y paredes,
creyendo predecir de las puertas sus aristas,
como quien se cubre los ojos
y atiende a un mapa perfectamente detenido
en líneas primigenias de la cabeza.
Atravieso los pasillos
como quien advierte conocer la ciénaga
y tropiezo con guijarros.
Nada permanece
ahora en su sitio.
Un impacto colapsó la salida,
tan fuerte que desplazó los tabiques.
Un golpe de los que pesan
y evocan otras piedras,
de esos que parten el dorso.
Un impacto tan fuerte que
puñales de acero
toman relevo.
Golpes que vienen de lejos,
agarran impulso
y embisten,
como las olas,
con tanta fuerza
que todo se da la vuelta.
Mi mano quedó manchada de pólvora.
Todo apunta a que encontró el artefacto
y provocó el estallido.
Hubo que sacar los escombros.
Algo de lo que quedó arriba florece
bajo la lluvia.